miércoles, 24 de octubre de 2012

Micros de Mayte González-Mozos


Mayte en la última Feria del Libro de Madrid
Mayte González-Mozos, cofundadora del Grupo Arrendajos, nació en la manchega localidad de Puertollano, la de la Fuente Agria, pero se afincó en Toledo y se casó con el señor Casado, don Antonio: un chico de los de Infantes, como yo, con quien comparto además su insaciable curiosidad y del que admiro sus enciclopédicos conocimientos, aunque por su modestia no los suela exteriorizar.

Su especialidad (la de Mayte) y donde mejor se desenvuelve son los microrrelatos, una especialidad que a mí me parece muy difícil porque es como concentrar en un pequeño frasco el contenido de toda una barrica. Por cierto, es una apuesta segura seguir sus consejos a la hora de elegir el vino en una cena o cuando se sale de copas.

Fuente Agria, Puertollano


Excelente pintora e inmejorable anfitriona, nada más entrar a su casa te das cuenta de que no por casualidad cursó Interiorismo.
Lluvia en la plaza de Zocodover de Toledo,
muy cerca de la casa de Mayte.
laalcazaba.org
Le han otorgado dos primeros premios, un cuarto internacional, una mención de honor, y además de ser múltiples veces finalista, tiene relatos publicados en trece antologías. Ganó antes que yo el premio de las Cuatro Calles que convoca anualmente Iniciativa Ciudadana del Casco Histórico de Toledo, con El agua y el vampiroy ha quedado finalista en varias ocasiones en la convocatoria de relatos “Mujeres Viajeras”, en la que consiguió dos primeros premios, el último con un relato sobre las anécdotas de las giras de un grupo teatral de La Mancha, a comienzos de los años 80, una de ellas protagonizada por la madre de Pedro Almodóvar, Paca Caballero.
Recientemente le otorgaron el Premio Vivencias (2.400 participantes), y su relato Mi primer viaje a Madrid saldrá publicado en la "VI Antología de Vivencias" de la editorial Orola. También se llevó el Concurso de Microrrelatos de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, con Nada será igual que ayer, sobre el terremoto de Lorca.
Curiosamente, sus primeros premios no han sido publicados, así que cuando ella quiera los veremos aquí.
Les propongo disfrutar algunos de sus micros:

El fabuloso mundo del circo

septimoartevintage.com
Aquel invierno en Toledo se reunió lo más glamuroso de Hollywood. Y yo estuve entre los brazos de Rita Hayworth. Pues sí. Mientras Claudia Cardinale nos miraba con ternura desde un trapecio. Siempre que digo esto piensan que estoy vacilando. Vaya por delante que yo era irresistiblemente atractivo, con rizos rubios, y algo de azul en la mirada que ya perdí. Estaba avanzado el año 63 cuando Rita me alzaba hacia un cielo de anochecer frío, con la ascendente humedad del Tajo y con el Alcázar al fondo. El mismo Henry Hathaway había venido a rodar exteriores donde siglos antes habían caminado alquimistas, zahoríes, traductores, hechiceros, ocultistas, reyes… y hasta un Emperador. Los interiores, en el Price de Madrid. Una superproducción de Samuel Bronston. Con John Wayne de protagonista.

     Mis padres, fanáticos del cine, acudieron a la Vega por el anuncio que publicó el diario El Alcázar con el fin de recopilar extras. Y a mí me llevaron en brazos a ver lo que de fastuoso tenía aquello. Parece que lo que más me atrajo fueron los tigres y leones, que poco después usaron para la cabalgata de Reyes, la más lucida de la capital.

      Lástima que no se estilara llevar una cámara fotográfica para inmortalizar mis cinco minutos de gloria. Así me habríais creído siempre que lo cuento, y hubiese evitado el escribirlo y publicarlo.


Juan Ramón, el meticuloso

joaquimmunte.blogspot.com
Se podía decir que el argumento de su vida era la pulcritud, lo equilibrado, lo derecho… En inculcar a su becario la idealización de la verdad era inflexible. Y en sus juicios siempre prevalecía un valor moral. Atosigaba a familiares y colegas ordenando legajos, y obstinándose en colocar objetos. Unas vacaciones se ennovió con una china, pero fue un sufrimiento y tuvo que adelantar su regreso; por no soportar el desorden y el tumulto en el país de su amada. En su testamento pidió la exacta alineación de su féretro con la ventana y que ésta permaneciera abierta. Fue así como se colaron las palomas y le cubrieron de excrementos su correctísima toga, hasta las mismas puñetas. Cuando los empleados de la funeraria cerraron la tapa, no dieron importancia a que la escoria le acompañase por siempre.


Pasen y vean

spainsteelers.blogspot.com
La corbata no era lo único que le ahogaba. Un alegato le tenía absorbido el coco. Aquella tarde decidió tomársela libre. Cogidos de la mano, y al paso de tortuga de su hijo, se dirigieron a las gradas donde mejor se viera el espectáculo; cerca de la arena y lejos de su último caso. Disfrutaron embelesados. Al terminar la función la lluvia mojó las piernecitas y los calcetines del niño, y a él se le aguó la fantasía, esa que durante dos horas no tuvo límite. Sintió un indicio de ansiedad de la que no podía defenderse. Después, con paso triste, se dirigió a su limitado bufete. Y allí lo encontró la exmujer el día que no acudió a recoger su hijo. El teléfono seguía sonando, y él, enterrado entre expedientes yacía sobre el escritorio presidido por la foto de su boda. Tenía una bola roja encajada en la nariz.

Cortejo

originalcomplement.com
Ella llamó mi atención. Bajo su vestido se transparentaba el cuerpo de sardina gorda que los años le habían adjudicado. Mi moral, adquirida en el tiempo de monaguillo, se sintió ofendida. Entonces vi que la seguía un excliente, lo reconocí por el paraguas y el bombín. Aquél, al que ante el tribunal el fiscal acusó de violador y yo defendí demostrando en el interrogatorio su inocencia. Él, aceleraba el paso hacia un descampado, al ritmo del bamboleo del trasero de la señora. No tenía tiempo; pero mi sentido de la Justicia me obligó a perseguirles soportando el peso de numerosos documentos en la cartera. Ante mis atónitos ojos de letrado provinciano, le arrancó el vestido derribándola. Corrí hacia ellos para evitar la consumación. Grité levantando la mano, y con su nombre en la punta de la lengua llegué para escuchar: “Roberto querido, cada vez son más insólitos nuestros encuentros sexuales”.


Mi primer viaje a Madrid


“Descendieron cuatro aurigas del cielo. Venían dispuestos a pasearse por un prado y se encontraron con Madrid construido. Frenaron sus cuadrigas. Uno aterrizó en Recoletos, en la  terraza del edificio Aurora Polar. Otro en la cumbre del Arco de la Moncloa. Y dos, tras esquivar a un Ave Fénix conducido por un apuesto joven en la Gran Vía, se posaron en lo alto de ambas torres del antiguo Banco de Bilbao”.

Mi padre señalaba arriba con una mano, con la otra agarraba la mía y, agachado a mi altura, me relató esta historia en la misma calle Alcalá.
La escultura de Minerva, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
S. SÁNCHEZ     coagpontevedra.es
Minerva, desde la azotea del Circulo Bellas Artes, miró con desdén hacia los mortales, que con los pies cosidos al asfalto ignorábamos los dominios de otros veintinueve colosos.

Ya amaba Madrid cuando desde Atocha me dijo adiós Pegaso coronando el Ministerio de Agricultura. Nosotros, regresábamos al tedio de nuestro pueblo.

2 comentarios:

  1. Exquisito, Antonio. La presentación de nuestra compañera Mayte, y la hechura de sus micros, especialidad en la que se mueve como el pez en el agua; queda demostrado.

    Un abrazo a los dos; virtual para ti, aunque no menos fuerte, y en vivo para ella, que la tenemos aquí al lado.

    Conso

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  2. Muchas gracias por las flores, amigo. ¡Un fuerte abrazo desde este lado del charco!

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